Un ejercicio no intencional, un resultado inesperado. El “hacer espacio” de Antonio R. Montesinos
- Federica Matelli

- 12 ago 2021
- 5 Min. de lectura

La manera común de pensar el espacio, que pervive a través de las distintas especulaciones y de sus variadas conceptualizaciones teóricas en la modernidad y posmodernidad, es aquella que considera el espacio como un contendor abstracto. Esto es consecuencia del dominio de la visualidad en la cultura occidental que hace que el espacio sea concebido en relación a un sujeto que esta frente a él, o más tarde dentro de él, pero siempre guiado por la visión y la relación entre el sujeto y el entorno como elementos separados y jerarquizados. Esto se traduce dentro del campo artístico en el formato bidimensional de la pintura, en el tridimensional de la instalación “clásica”, en el proyecto arquitectónico o urbanístico -con forma de mapa o cartografía- o, en el arte posmoderno, en las instalaciones interactivas o intervenciones site pecific. El arte urbano y las intervenciones en el espacio público, si bien hace tiempo vienen impugnando cualquier concepción “abstracta” del espacio y criticando su representación, se rigen, sin embargo, por el mismo patrón. La idea de intervención se realiza desde la posición del sujeto como agente y desde una idea amplia del espacio de la ciudad y de sus lugares, considerados como preexistentes a la experiencia del mismo. Estas prácticas intervienen en un espacio que ya existe y está estructurado, centrándose en cuestionar y deshacer su escritura. Las numerosas críticas a las disciplinas del urbanismo y de la arquitectura, si lo planteamos desde esta perspectiva, ciertamente se revelan como contradictorias, dado que estas están determinadas por la idea moderna del espacio, según la cual el sujeto se mantiene protagonista. Intuyendo esta limitación Antonio R. Montesinos nos sugiere en esta ocasión una “deriva urbana” distinta: una deriva urbana que no está protagonizada por un sujeto que se desplaza en un espacio determinado, o desde un lugar a otro, sino una deriva entre los materiales y objetos “anónimos” que componen nuestro entorno diario en un “horizonte plano” respecto a los cuales el artista se propone como un elemento más -como un catalizador-, auspiciando únicamente favorecer distintas configuraciones entre ellos. En este sentido parece utilizar una metodología de investigación que recuerda a la arqueología, en cuanto ciencia que se aproxima a los objetos sin el discurso humano. Se trata de un tipo de apropiación que abandona la estética del “proyecto” y sus resultados textuales, narrativos o documentales, en favor de una estética especulativa y poética que reivindica conceptos como poiesis -el hacer, el crear, el producir- posicionándose en el mismo plano que la objetualidad, considerándose un elemento más entre otros y abriéndose al resultado inesperado interrogando los materiales y los objetos para recibir de ellos su feedback, una respuesta desconocida e imprevista. En esta ocasión Montesinos lleva a cabo un ejercicio que parece conectar con la filosofía del Realismo Especulativo y con la poética de numerosos artistas que remiten a una visión del mundo desde el objeto y su materialidad, más que desde el privilegio antropocéntrico otorgado al sujeto por el pensamiento occidental hasta nuestros días. Si bien el giro lingüístico y textual ha sido la tendencia dominante en el arte hasta hoy, observamos en los últimos años un cambio en la producción artística y teórica determinado por el encuentro entre el arte y estas nuevas teorías, que condicionan, dotándola de un nuevo sentido, la interpretación de las cosas cotidianas en las prácticas artísticas y su producción, y que se pueden resumir como un critica a la condición antropocéntrica del pensamiento contemporáneo y su planteamiento epistemológico. Estas últimas teorías proponen una serie de mutaciones con respecto a la definición de objeto y la relación entre objeto y sujeto que permiten abrir nuevas vías de trabajo con los objetos cotidianos y su inserción en las obras de arte para favorecer una redefinición, en sentido experimental, de tales prácticas. En la misma línea, la manera de “hacer espacio” de Antonio R. Montesinos conduce a abandonar el concepto de mapa -visión general y grafía del entorno- en favor de una idea de “espacio en devenir” que recuerda el espacio dinámico como lo concebían los griegos antiguos, quienes desconocían la idea de espacio uniforme, unitario y abstracto. Por el contrario, su idea estaba siempre relacionada con los cuerpos 1 , los objetos: como recuerda Heidegger 2 , Aristóteles llamaba aquello que nosotros definimos espacio con dos términos distintos: topos y kora. Topos es el área que el cuerpo obtiene y ocupa inmediatamente y tiene los mismos límites del cuerpo, recordando que para los griegos “limite” tiene un sentido positivo porque indica algo que inicia, en lugar algo que acaba. A diferencia de topos, kora indica el área que puede “acoger” (dèchestai) y “envolver”: “contener lugares” que se constituyen solo a partir de los cuerpos que lo habitan. Estos conceptos permiten entender como la práctica transformativa de Montesinos se origina desde una concepción de lo urbano como espacio de posibilidad. Reinventando la práctica del objet trouvé e imaginando la galería como un laboratorio, el artista plantea un ejercicio que en una conversación ha definido:
…como una metodología lúdica para “dar encuentro” a los materiales y encontrar nuevas formas, ideas, configuraciones por medio de la puesta en relación de unos con otros. Me propongo trabajar sin esa postura antropocéntrica, con el mismo grado de agencia hacia los objetos y aceptando que ellos la tienen sobre mí también. Me interesa esa idea de plantearme en esta ocasión la producción como un experimento, como un juego. Me parece interesante poner en relación esa idea situacionista, o de Huizinga, de juego como playground, como lugar aparte, desde donde -poniéndome al mismo nivel que los materiales- intento trabajar con ellos (o junto a ellos) en nuevas configuraciones, esperando resultados que pueden ser fallidos, pero que intentan pensar el espacio, la realidad o lo urbano desde un posicionamiento muy diferente 3.
Los materiales que llaman la atención de Montesinos son aquellos que habitan la ciudad silenciosamente, a pesar de haber perdido “su valor semántico” e interrumpido su uso, como los restos, la basura, la chatarra. En esta postura resuena la idea de Blanca Callen, que describe los “restos” como susceptibles de ser “objetos epistémicos, de conocimiento y para la producción de conocimiento” 4 . Callen apunta a que “la basura es -frente a los objetos o entidades que pueblan nuestra vida- aquello que ya ha dejado de ser y que pierde su forma e identidad” 5 pero puede “ser trasladada, recuperada, re-activada y atraída de nuevo hacia otros espacios”, y asumir una nueva identidad, esta vez de carácter artístico. Según comenta Montesinos en un proyecto anterior titulado Inopias ya planteaba rescatar esos desechos o detritus que la modernidad pretendía acallar para trabajar precisamente con ellos o junto a ellos. Ahora, para su primera exposición personal en la galería Isabel Hurley, se interroga sobre el paisaje como constructo, como composición en la cual intervienen fuerzas no siempre controladas e intencionales, a través de un ejercicio de combinación aleatoria en el cual la única cosa cierta son los materiales de partida seleccionados entre aquellos objetos descartados y abandonados que constituyen el “murmullo” de lo urbano.
1 En filosofía, así como en física, se usa a menudo el termino cuerpo como sinónimo de objeto físico. Este uso del término permite hablar de los cuerpos vivientes, entre los cuales está el cuerpo humano, en un mismo plano de objetualidad que los objetos físicos.
2 Heidegger, Martin. Corpo e Spazio.Osservazioni su arte- scultura -spazio. Ed. El Melangolo, Genova, 1996. Pàg. 27
3 Email a la autora. 10 de abril del 2016
4 https://politicadechatarra.wordpress.com/ Blanca Callen desde hace años se ocupa desde las ciencias sociales de la “vida social” de los objetos en distintos proyectos, como, por ejemplo, Políticas de la chatarra.
5 https://politicadechatarra.wordpress.com/
**Texto para la exposición Un ejercicio no intencional, un resultado inesperado de Antonio R. Montesinos en la Galería Isabel Hurley del 29 abril al 25 junio del 2016, Málaga.






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