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  • Foto del escritorFederica Matelli

Movimiento22




Abad–Benjamin. Correspondències. Un muntatge mural sobre l’obra de Francesc Abad, la cinta interactiva del block W. B. que se encontraba en la cuarta planta del Museu de Granollers, se desarrolla a partir de temas que el artista catalán comparte con el filósofo alemán, como el viaje, el paso del tiempo y la memoria, el trabajo, las clases sociales y la clase obrera a la cual pertenecía en Terrassa —capital de la industria textil en Catalunya y España— y su relación con la ciudad.


En particular, la instalación Spuren (“Rastres”, 1988) conmemora el paso de Walter Benjamin por Portbou. Se origina esencialmente en una reflexión sobre la noción de viaje y sus diferentes sentidos, sea como deriva, sea en alusión a los rastros que dejamos a nuestro paso a lo largo del propio camino. Las maletas solitarias que vemos posicionadas en dirección de la tumba en la instalación se podrían remitir además —aparte que a la travesía del filósofo alemán— al poder evocador de los objetos en el capitalismo, ya remarcado por Benjamin en El libro de los pasajes.


El trágico viaje de Walter Benjamin notoriamente acabó con su suicidio en Portbou el 26 de septiembre de 1940. En la carta que Hannah Arendt envió a Scholem sobre su muerte, relata que al llegar al pueblo catalán solamente llevaba un pequeño maletín con dos camisas y un cepillo de dientes. Así pues, al momento de su caída, el filósofo alemán se encontraba con solo el mínimo indispensable para llevar adelante su cotidianidad. Despojado por completo de su propia historia personal y al mismo tiempo expulsado y excluido de los relatos oficiales y de la Historia, reflejó el destino de los vencidos, a los cuales únicamente les queda la vida cotidiana y los relatos personales, transmitidos oralmente. La cancelación de la memoria de las víctimas de la Historia, y la idea de ésta y de tiempo como constructos, son temas centrales en la obra tanto de Walter Benjamin como de Francesc Abad, que realiza sus proyectos con la intención de reescribir la Historia desde la perspectiva de las víctimas, de los oprimidos, de los perdedores, consciente de que la Historia ofícial sólo es una construcción de relato hegemónico.


Abad conoció de primera mano el modo de producción fordista, una experiencia que filtra y plasma su trabajo artístico. La reflexión sobre el trabajo industrial y el progreso tecnológico está vinculada con la Tesis XI de las Tesis sobre la Filosofía de la Historia en la cual Benjamin realiza una crítica a la confianza de los obreros de su época en las mejoras de las condiciones laborales instituidas por la socialdemocracia alemana y que, según él, ha llevado a una ilusoria concepción del trabajo y del progreso tecnológico como fuente de riqueza en el fordismo—visión cercana a la ética protestante del trabajo— y al olvido de que las clases proletarias no disponen en realidad de su fuerza de trabajo. Dice la tesis XI:


“Sólo había que dar un paso para caer en la ilusión de que el trabajo industrial, situado en la onda del progreso técnico, representa un resultado político”.


Se trata de una crítica dura al determinismo evolucionista y a la fe ciega en el progreso, implícitos en la moral capitalista, y una constatación de que la concepción determinista va a la par de un optimismo indestructible, cuanto engañoso para las clases trabajadoras.





Partiendo de estos rasgos conceptuales de la estética de Abad en consonancia con Walter Benjamin, Francele Cocco y Lurdes R. Basolí han creado una obra nueva para el Museo de Granollers en diálogo con la instalación Spuren y, más allá de ella, con su entero corpus artístico y conceptual.


Así retoman algunos de sus motivos principales, transladándolos a la condición post-fordista del capitalismo actual —que se presenta globalizado y financiarizado— e inscribiéndose en una concepción brechtiana del arte como comprensión total y activa de la realidad y de la Historia, con la intención de incitar al análisis y producir una conciencia crítica en el público. En particular encontramos el tema del viaje, de la producción capitalista de la Historia y del espacio, la idea de progreso y las condiciones de desigualdad social en el capitalismo actual desde una perspectiva marxista. A partir de estos conceptos simulan la apertura de las maletas de Benjamin representadas en la instalación de Abad y crean la instalación Movimiento22, que narra el sentido del viaje de mujeres marginales en el capitalismo globalizado, neoliberal y deslocalizado del siglo XXI, una narración claramente condicionada por una mirada feminista.


La instalación se estructura en dos niveles, manifestando dos tipos de relaciones espaciales y de viaje a través de éstas, de lo macro a lo micro. En los videos en la pared se representa el viaje de tránsito migratorio en búsqueda de condiciones de vida mejores por tres vías distintas: mar, tierra y aire. También aluden al viaje de retorno al país de origen que muchas “sin papeles” sueñan y que difícilmente podrán emprender, y al viaje rutinario de las periferias —o ciudades dormitorios— al trabajo de las mujeres entrevistadas por las artistas en Granollers en la fase etnográfica del proyecto. Mientras las fotos que podemos ver en los cubos en el suelo están vinculadas con la condición existencial de estas últimas, puesto que se trata de objetos anónimos que ellas cargan cotidianamente para ir al trabajo, y que normalmente quedan ocultos o desapercibidos, como la existencia de sus dueñas en la sociedad capitalista. Estos objetos corresponden a experiencias reales de personas que en buena parte se dedican a cuidados y limpieza (cuidadoras, mujeres de la limpieza, empleadas en geriátricos, etc.), casi todas inmigrantes, pero también muchas españolas. Los cubos que contienen las fotos están marcados por dos números correspondientes, por un lado, a los códigos postales de su lugar de origen o de infancia, y por otro, el cálculo de los kilómetros recorridos hasta al lugar de trabajo o donde residen actualmente las mujeres entrevistadas.


La pregunta retórica que subyace a la investigación etnográfica y a la instalación de Cocco y Basolí es: ¿En qué medida influye el sitio donde creces en tus posibilidades de movilidad social y oportunidades económicas?


De esta manera proponen una crítica del marco ideológico, y no solo político, impuesto por el neo-liberalismo en el siglo XXI, convencidas de que los ilusorios ideales del individualismo descabellado y de la responsabilidad personal en el éxito profesional —si trabajas duro lograrás mejorar tu vida—son los mismos que están en las bases de nuestros problemas, abrazados por la misma clase explotada en vez que apostar por ideales comunitarios determinados por la conciencia de clase.


Como en el caso del fotógrafo Alan Sekula (1951-2013), Cocco y Basolí entienden la práctica fotográfica como un género entre el ensayo visual y la literatura social, como un medio para intervenir en los acontecimientos y más aún como una herramienta de participación, y no simplemente como una testimonio distante, estrictamente documental y observacional. Sensibles a la cuestión de cómo la organización, construcción, percepción, representación del espacio y su uso resultan fundamentales para entender la historia y las políticas contemporáneas, en esta ocasión desarrollan el tema del viaje en un mundo globalizado a partir del problema del trabajo y de la producción de espacio social determinada por éste. Mostrando la nueva dimensión del espacio en el mundo actual, lo usan como una representación de las imperantes relaciones de poder sistémicas, ya que — como nos enseñan Henri Lefebvre y David Harvey — el capitalismo produce espacio sobre la base de las diferencias sociales y de clase.





La teoría del desarrollo desigual de Neil Smith integra una visión del espacio y los procesos sociales, tanto que considera el espacio como un reflejo de la sociedad y la acumulación de capital. La geografía del capitalismo demuestra entonces un proceso de desarrollo desigual que es estructural dando a entender que tal sistema económico fracasaría a la hora de desarrollarse uniformemente. En su nivel más básico, el desarrollo desigual es una expresión geográfica sistemática de las contradicciones inherentes a la propia constitución y estructura del capital.


El patrón que resulta en el paisaje es bien conocido: subdesarrollo en un polo y desarrollo en el otro, lo que adquiere forma en diferentes escalas espaciales. En Movimiento22 estos dos lugares son representados por los códigos postales de los barrios marginales donde las mujeres entrevistadas vivían de niñas, y el kilometraje hasta los lugares donde prestan sus servicios, a menudo en condiciones de explotación. La intención es mostrar que en la mayoría de los casos asistimos a una inmovilidad social a pesar de la movilidad geográfica más que a su contrario.

Asimismo, las dos artistas analizan este hecho desde el prisma feminista y lo adoptan como un síntoma de aquellos “talleres ocultos del capital” — es decir, la pobreza y desigualdad estructural como condición de posibilidad subyacente de la sociedad capitalista — que describe también Nancy Fraser en el homónimo libro. En particular, la instalación se centra en la “crisis de los cuidados” que según la teórica feminista es uno de los indicios del funcionamiento oportunista del capital respecto a las infraestructuras sociales y subjetivas, raciales y de género.


Retomando a Fraser —que habla del “corrosivo uso parasitario” por parte del sistema del trabajo de los cuidados no remunerado, del poder político, de la riqueza expropiada a los sujetos racializados y de la naturaleza no humana—la instalación denuncia el capitalismo financiarizado, globalizado y neoliberal actual, que promueve la des-inversión estatal y empresarial del bienestar social al tiempo que atrae a las mujeres a la fuerza de trabajo remunerada, obligando las familias a externalizar los cuidados de los hogares, de los hijos y de los mayores. Para llenar el “vacío de los cuidados” de las familias con dos proveedores (trabajadores) de las clases altas y medias, el régimen importa trabajadoras migrantes de los países más pobres a los más ricos, atraídas por una ilusión de rescate social. Típicamente, son mujeres de origen rural y de regiones pobres, migrantes extranjeras, que asumen el trabajo reproductivo y de cuidado antes desempeñado por mujeres más acomodadas. Un viaje por la escala social que finalmente resulta ser circular.



Referencias bibliográficas



Benjamin W., El libro de los pasajes. Madrid: Ed. Akal, 2005

Benjamin W., Tesis sobre el concepto de historia y otros ensayos sobre historia y política. Madrid: Alianza Ed., 2021

Henri Lefebvre, La producción del espacio. Madrid: Capitan Swing, 2013

David Harvey, Espacios del capitalismo global. Hacia una teoría del desarrollo geográfico desigual. Madrid: Ed. Akal, 2021

Neil Smith, Desarrollo desigual. Naturaleza, capital y la producción del espacio. Madrid: Traficantes de sueños Ed., 2020

Nancy Fraser, Los talleres ocultos del capital. Un mapa para la izquierda. Madrid: Traficantes de sueños, 2020


**Texto para la exposición Movimiento 22, la instalación realizada por Francele Cocco y Lurdes Basoli en diálogo con Spuren de Francesc Abad y producida por el Museu de Granollers en el marco de Opera Aperta. Festival d'Art i Paraula de Granollers, del 9 al 12 de junio del 2022, Granollers, Barcelona.

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