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Jacopo Miliani. Parrots

  • Foto del escritor: Federica Matelli
    Federica Matelli
  • 10 oct 2021
  • 5 Min. de lectura

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Flaming, Jacopo Miliani, 2012




« Cada hombre sabe bien que cuando se recubre de vello el labio, ya es un maestro del arte y de la verdad »

(Orson Welles)


En ocasión de una invitación a presentar un proyecto curatorial sobre un artista para la cuarta edición del FIVA, el festival argentino dedicado al videoarte internacional que se celebra cada año en la sala Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, decidí que sería interesante presentar el trabajo de un artista que se relaciona con el video no desde la perspectiva del medio audiovisual, sino desde la perspectiva espacial, escultórica e instalátiva, y desde un discurso propio que lo posiciona al lado de otras formas de arte. De hecho Jacopo Miliani - el artista que presenté - no es un videoartista, más bien es un artista plástico que utiliza el video como un elemento simbólico más en sus proyectos e instalaciones, siempre en relación con otros componentes.


En la preparación de la selección, junto con él, hemos decidido dar una pista al espectador repitiendo al final de cada trabajo el clip de veintiséis segundos Parrots (2009), una secuencia de imágenes con la figura clave del “loro”. Se trata de cuatros videos de “found footage”, en los cuales mezcla imágenes nuevas e encontradas, imágenes fijas y en movimiento. Las imágenes tienen distintos orígenes, fueron extraídas de películas, de periódicos o de archivos digitales, y están relacionadas en la construcción de una arquitectura semiótica siempre abierta a la interpretación libre por parte del público.

En total se expusieron cuatros obras más Parrots, que en la lógica de la exposición tenía función de cortinilla repetida.


El primer video, Flaming (2012), podría ser interpretado como la revelación del contraste entre el control sobre el cuerpo y su liberación en la danza en la cultura occidental y se componía de imágenes extraídas de dos películas: La caidas de los idolos de Luchino Visconti y Paris is Burning di Jenny Livingstone, el notorio documental citado por Judith Butler en Gender trouble.



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Flaming, Jacopo Miliani, 2012



Aurora (2009) es un video plástico y puramente abstracto en el que imágenes de potencia sobrenatural tomadas desde archivos de materiales audiovisuales contrastan con el juego formal y con la geometría de la pantalla, mientras The Fourth Power (2014), como sugiere el titulo (traducción al ingles del titulo italiano del film Quarto Potere), hace un guiño a la celebre película de Orson Welles, y propone una reflexión acerca de la mediación del lenguaje, la representación del mundo en imágenes y su relación, o no relación, con la realidad.


En el 1974 salía en las salas cinematográficas la película F. Like Fake de Orson Welles, documental de ficción en el cual el magistral director indagaba un tema actual desde los tiempos de Platón: la relación entre verdad y arte. Así llega a plantear una serie de preguntas, y reflexiones, acerca de la estética, el sistema del arte, del valor de los críticos de arte y de los artistas: ¿expertos o ilusionistas charlatanes?


La figura del artista ilusionista se podría aplicar para describir buena parte de la producción artística contemporánea de la cual el mago deviene metáfora del artista desempeñándose en el proceso de desmaterialización del arte contemporáneo hasta el numero mas complicado: la desaparición total del objeto artístico y con él, del sujeto creador, la reducción del arte a puro lenguaje, concepto y juego semiótico. Este proceso es aquel que legitima la “copia” como nueva forma de creación, o mejor dicho como medio y estrategia artística, a partir de la segunda mitad del siglo XX.



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Parrots, Jacopo Miliani, 2009




La ilusión en la cual Jacopo Miliani se concentra, es aquella del principal espejismo con el cual la cultura sujeta al ser humano: el espejismo intelectual que se realiza en el lenguaje, ósea en el arte interpretado como lenguaje y como sistema. Retomando los pasos marcados por la Deconstrucción filosófica, antes sugerida por Heidegger y luego llevada a sus últimas consecuencias por Derrida, se podría insertar Jacopo Miliani en la deriva analítica que a estas alturas ha soltado del todo la relación entre lenguaje, sistema y verdad.


La deconstrucción concierne ante todo los sistemas, (…) la deconstrucción es también un modo de escribir y de avanzar un texto distinto”,

afirmaba Derrida en Point de suspensión, entretiene avec D. Cohen.


Y repitiendo lo que Barthes aplica a la literatura, podríamos interpretar el arte como un teatro y la obra de arte como una puesta en escena en la cual el sentido solo se crea mediante procesos de (re)contextualización e interacción, regulados por construcciones culturales y reglas sociales muy estrictas. Los elementos implicados en tales mecanismos son tomados en préstamo desde una realidad artística creada a priori, para luego ser restituidos con un significado y valor renovado, enriquecido y potenciado.


¿Y la mimesis? La representación (¿a caso la representación no es ya en si misma una copia?) de la realidad ya no interesa, porque para el pensamiento contemporáneo, o por lo menos para una buena parte de aquello, ya no hay “realidad”, sino solo un entramado precario de signos y símbolos que el autor negocia con su publico, como en el reciente proyecto que Miliani ha realizado para Shapenotshape en el Museo MACRO de Roma, una intervención site specific con formato de workshop, para cuya realización se invitaba a un grupo de personas no videntes a interactuar con objetos geométricos diseminados en las salas del museo y a responder a las preguntas: Que son las imágenes? Que es el teatro?

La poética de Jacopo Miliani parte de la asunción de que no hay un sentido definitivo ligado a los signos – y por ende de las obras de arte en cuanto signos del sistema y de la historia del arte como discursos – porque estos cambian constantemente según el contexto histórico, social y cultural. Y aquí entra en juego el significado de la apropiación (en el sentido de reinterpretación) y se legítima como practica artística en obras como The Parrots (2008), que se/nos interrogan acerca del papel del objeto artístico, de su creación, de su representación en la historia y teoría del arte y sobre el papel del espectador como actor. Es una reelaboración de la obra de Marcel Broodthaers titulada Ne dites pas que je ne l’ai pas dit – Le Perroquèt (1974), con la cual entra en escena otra de las figuras recurrentes y claves del discurso de Miliani: el loro, el exótico y milagroso animal de miles de colores, que el ser humano siente especialmente cercano por ser dotado de palabra y que Miliani asimila al arte, por ser dotado de la misma habilidad ilusionista, aquella de repetir barthesianamente los signos (las palabras, las imágenes o las cosas) y construir signos a partir de signos. El mismo proceso de apropiación y reinterpretación será propuesto de nuevo en video por las obras Flaming (2012) o The Fourth Power (2014) en relación a las imágenes cinematográficas y mediáticas.


De aquí su reflexión se desplaza hacia los limites de las estructuras universales del lenguaje y la negociación lingüística entre el autor y su publico, para preguntarse/nos ¿hasta donde sentenciamos y cuando somos sentenciados? ¿Hasta donde generamos sentido por medio del lenguaje y cuando es el lenguaje mismo que determina el sentido? Porque a menudo pasa que, dice Miliani apropiándose y repitiendo las palabras de un grande del teatro Italiano, Carmelo Bene: "Quando crediamo di esser noi a dire, siamo detti" (desde la obra Dire e detti).

**Texto para el numero #75 de Interartive Special Issue Original vs Copy del 12 de julio de 2015.

https://original-vs-copy.interartive.org/





 
 
 

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