Angie Bonino. Más allá del documento
- Federica Matelli

- 28 ago 2021
- 7 Min. de lectura

El arte es uno de los aspectos de la cultura en el que, más que en otros se reduce la distinción entre la esfera de lo plural y de lo individual. Logra ser particular y colectivo a la vez, enunciar sobre el plan universal desde la condición personal e íntima del artista. Por esto, el arte verdadero frecuentemente ha sido mal interpretado, rechazado y hasta perseguido: por resultar subversivo y revolucionario, además de por los contenidos intelectuales, por su propio lenguaje y la capacidad de intervenir, bien de forma irónica, bien de forma grave, en la gramática del discurso dominante “subvirtiéndolo”. En esto el artista se distingue del teórico ya que sintetiza su análisis en forma de acciones o de “cosas”, en lugar que de mediante el texto o las palabras.
En distintos contextos, los históricos y críticos de arte han remarcado el valor político del trabajo de muchos artistas contemporáneos, posicionando su labor cerca de diversas acciones de índole social y de resistencia micropolítica1: Chantal Akerman, Ann-Sofi Sidén, Andrea Zittel, Nan Goldin, Jenny Holzer, Barbara Kruger, Bruce Nauman, Cindy Sherman, Larry Clark, Valie Export, Mike Kelley, Yayoi Kusama, Paul McCarthy, Annette Messager, Hélio Oiticica, Gina Pane, son sólo unos pocos y heterogéneos ejemplos extraídos de “épocas” disímiles. En el panorama citado, puede contemplarse como muchos de ellos utilizan todos los medios a su alcance, trabajando en dirección a la multidisciplinaridad, sin cerrarse en un género específico, pero con una frecuente constante: el documento.
Angie Bonino es parte de esta nueva escena del arte contemporáneo. Su trabajo tiene un fuerte componente multidisciplinar, político y documental. Al lado de todo esto no se puede obviar otro aspecto focal de su estética: la perspectiva multicultural y postcolonial, que desemboca en una sólida crítica al centralismo estadounidense y europeo en la cultura global contemporánea, marcado por su interesante historia personal, además de profesional2.
Angie Bonino ha sido una de las artistas pioneras en el videoarte peruano y la primera mujer en dedicarse al arte con nuevas tecnologías en Perú. Su trayectoria se desarrolla a partir de final de los años noventa a través de una intensa actividad creativa y curatorial, que la ve utilizar las artes plásticas, el audiovisual, la performance, la instalación y la plataforma de Internet. En su producción artística podemos diferenciar tres etapas principales, que por lo general marcan el desarrollo de su carrera desde la estética más “localista” y cercana a su país nativo de los primeros años, hacia una apertura en un sentido más transnacional de la última década.
Durante la primera fase, que se posiciona entre mediados y finales de los años noventa, el componente “identitaria” es fuerte en sus obras: muchos de sus videos arrancan de hechos propios de la política y de la historia de Perú. Es la etapa de los primeros videos de colores fluorescentes identificados con la cultura popular peruana como La pared (1992), Esquemas (1994) y No video (1997). Por el estilo empleado y la temática, se puede incluir también en este primer grupo un trabajo realizado más tarde, en 2007, titulado Yo quiero tener un millón de amigos, que trata de desmitificar la idea de terror ejercida por ciertos íconos históricos de la realidad peruana, como la imagen estereotipo del terrorista con pasamontañas negro, que aún se encuentra en la memoria del presente colectivo de la población peruana.
En una segunda fase, correspondiente a los primeros años del dos mil, esos mismos hechos serán “globalizados” por medio de un lenguaje formal que utiliza distintos códigos e idiomas, que aportan a la obra un carácter universal. En el video La Imagen (2000) esto es evidente: la misma imagen repetida durante unos segundos muestra un grupo de soldados en un tanque y un camión que lanza agua, junto a la palabra “La Imagen” en varios idiomas. Repentinamente esta secuencia se transforma en la Marcha de los cuatro suyos en Lima, la marcha contra la dictadura de Fujimori en el año dos mil. Las imágenes muestran también una mujer mayor con los brazos abiertos y levantados, que sin temor alguno se enfrenta a la tanqueta y a su hidrante. El trabajo hace alusión a cómo las imágenes globales son independientes del idioma. Habla sobre el abuso de poder y la guerra civil contra la dictadura, incluyendo la guerra de imágenes. A esta segunda fase, se pueden agregar también la videoinstalación One feet in the ground (2000) realizada para Interferences, Festival International d´Arts Mutimédia Urbains / Belfort (Francia, 2000) y el trabajo titulado Habitar (2006), que evidencia la problemática de la vivienda y la lucha del ser humano, por tener un lugar donde habitar en un territorio. Aquí, como en La Imagen, los registros videográficos se intercalan con los tipográficos, y una palabra, “habitar”, comparece en diversos idiomas, metáfora del concepto de habitar en cualquier territorio del mundo. Según describe la misma artista:
“Algo que afronta el hombre contemporáneo en un entorno globalizado, en la búsqueda de un espacio para vivir, con sus propias características e identidades en diferentes niveles”3.
A continuación, su trabajo se centra especialmente en el análisis crítico de las implicaciones de la ciencia y la tecnología en la sociedad globalizada, planteando problemas éticos relativos a la política y la economía mundiales, y a sus relaciones con los nuevos medios de comunicación, tal como ha observado José Carlos Mariátegui:
“Bonino se dedica a comunicar formas dinámicas que acercan a la cultura medial en una relación dinámica de cambio y percepción, revalorando los símbolos y mensajes internacionales sin dejar de ser crítica de su contenido” 4.
Es el caso de la Net Performance NO LOGO (2007) realizada para el cierre del Festival de Cine y Nuevos Medios de Montreal (Canadá, 2007), la videoinstalación New World Order (2008) y la video performance Evanecer (2010). New World Order recibe su nombre del título del libro de Francis Fukuyama, La construcción del estado hacia un Nuevo Orden Mundial en el siglo XXI, publicado en 2004 donde podemos apreciar el modelo aplicado para el desarrollo del control y poder económicos del sistema actual con vista al futuro. En el vídeo aparecen avatares que, en referencia al estado global, hablan en diversos idiomas sobre el significado de estar inmersos en el ya mencionado “Nuevo Orden Mundial”, representado en el fondo por una imagen de la bolsa de valores de Wall Street. El más reciente Evanecer, levemente biográfico, revela un momento de reflexión:
“Una mujer atraviesa diversas situaciones en un mundo subreal e introspectivo, un refugio de las políticas del deseo, los sueños, fantasías, con una carga de anhelo libertario que traspasa los límites de lo femenino y lo territorial, con una confrontación entre la realidad y la imaginación, donde esta última intenta recrear el presente con los ideales y la utopía”5.
En la tercera y actual fase de su producción, documentada en la exposición personal en la Sala de exposiciones de Homesession (Barcelona, 2013) titulada Tras las huellas del delito, el interés de Angie Bonino se desplaza hacia la “teoría de la conspiración” usada en clara relación con su imaginario artísticopolítico precedente, como metáfora de la necesidad de una interpretación alternativa de la reciente historia de la globalización, proporcionada por el discurso oficial a través de los medios. Paradójicamente, en este momento de su recorrido artístico, la interdisciplinaridad tecnológica de los inicios de su carrera, ya explorada en todas sus facetas, ha volcado sobre una forma expresiva tradicional y más simple: el dibujo y la pintura figurativa y narrativa en diálogo con la imagen-vídeo. El componente pictórico deja intuir una voluntad crítica en la elección del medio, cercana a la denuncia de la complicidad de la tecnología con los hechos “criminales” que esta exposición manifiesta. Comentan los comisarios de Homesession, los franceses Olivier Colett y Jerome Lefaure:
“En este marco, la proliferación informativa ha favorecido la emergencia de la figura de la conspiración en la que Angie Bonino se sitúa, para cuestionar la pertinencia del relato oficial y su modo de producción, basándose en una ontología política que apuesta en la existencia de una realidad doblemente distribuida: la realidad de superficie y una realidad que una serie de indicios y pruebas permiten situar en un plano totalmente distinto. El proyecto “Tras las huellas del delito” da forma a una investigación permanente, desplegando un espacio militante de puesta en relación de posiciones, discursos e intenciones, el objetivo del cual es contraponerse a “la gramática de la normalidad”, una serie de normas que hacen del discurso oficial el único legítimo para tratar la realidad a gran escala”6 .
Tras las huellas del delito se presenta como proyecto work in progress, un trabajo constante de colección de indicios y pruebas, de datos útiles para la construcción de una historia alternativa que toma la forma de un puzzle inacabado, un archivo de imágenes abstractas, registros sonoros, documentos televisivos y periodísticos, diagramas y símbolos enigmáticos y ocultos, que nos introducen a una visión casi mística de la política, en la zona fronteriza entre esta y el pensamiento religioso.
A lo largo de veinte años de enérgica carrera artística, y en sus distintas fases, Angie Bonino se ha preocupado constantemente, con una autentica actitud humanitaria y honestamente empeñada, en procurar luz ante las injusticias que los territorios periféricos o las partes más indefensas de la sociedad global reciben bajo las premisas de mejoras proporcionadas por los avances tecnológicos y económicos. Así, nos ha dejado un legado cultural y crítico de gran valor político, intelectual y humano, que hace de ella una de las artistas más importantes de Perú y una de las más destacadas entre los videoartistas y las videoartistas de todo Latinoamérica.
[1] Guattarí, F. & Rolnik S. Micropolítica. Cartografía del deseo. Madrid: Ed. Traficantes de Sueños, 2006. [2] Angie Bonino es una artista italo-peruana, residente entre Barcelona y Lima. Angie Bonino es una artista italo-peruana, resident entre Barcelona i Lima. Angie Bonino is an ItalianPeruvian artist, living between Barcelona and Lima
[3] Entrevista con Angie Bonino, en su casa de Barcelona, 7 junio 2007. Entrevista amb Angie Bonino, a la seva casa de Barcelona, 7 juny 2007. Interview with Angie Bonino, at his home in Barcelona, June 7, 2007. [4] Mariátegui, José-Carlos. Días de videoarte. Un intensa década de videoarte en el Perú. En Vídeo en Latinoamérica. Una historia Crítica. Ed. Laura Baigorri. Madrid: Brumari A.C. 2008. Pág. 205
[5] Desde la web de la artista. Des de la web de l’artista. From the website of the artist: www.angiebonino.com [6] Desde el folleto de la exposición Tras la Huellas del Delito, Homessesion sala expositiva, del 30 de Mayo al 30 de Junio del 2013 . Des del folletó de la exposició Rere les petjades del delicte. Homesession sala expositiva, del 30 de maig al 30 de juny de 2013. From the brochure of the exhibition Following the Traces of Crime , Homessesion exhibition hall, the May 30 to June 30, 2013.
**Texto para el catalogo y la exposición Tras las huellas del delito de Angie Bonino en el MAC. Museo de Arte Contemporáneo de Lima del 20 de agosto al 02 de noviembre del 2014, Lima, Perú. Anteriormente el proyecto se expuso con en la galería Homesession, en Barcelona, del 30 de mayo al 08 de junio del 2013.






Comentarios